He tenido la suerte de vivir una época en la que los primeros equipamientos audiovisuales se consideraban tecnología punta y estaban reservados a unos pocos privilegiados que soñaban con cambiar la metodología y la didáctica escolar.

He vivido, con ojos de niño asombrado, desde sus comienzos, la era TIC y el desarrollo de la Internet. He tenido la suerte de ir viendo como se materializaban los sueños.

Desde los primeros años 70, el progreso tecnológico se ha ido acelerando de manera progresiva, haciendo posible y fácil realizar procesos que sólo unos pocos años antes requerían numerosas horas de trabajo y una fuerte especialización y práctica.

Sin embargo, este progreso tecnológico no ha ido acompañado de un progreso paralelo en el terreno pedagógico.